domingo, 7 de agosto de 2011

¿Vamos a Trípoli? (2)

Al salir del castillo bajamos hacia el zoco de la ciudad. Más pequeño y peor para mi gusto que algunos de los que hemos vistado en otras ciudades, lo pasamos sin mucho detenernos.
Puede ser a causa de que una nueva insolación me está instigando, pero no me está resultando Trípoli una ciudad especialmente atractiva. El dolor de cabeza se irá mitigando, al igual que los recuerdos de esta ciudad; a diferencia de Beirut o Sidón, por ejemplo, que se mantendrán muy vivos seguramente.
Al salir de la ciudad vemos en una rotonda expuesto un carro israelí, trofeo de guerra de una victoria libanesa sobre el enemigo.

Nos dirigimos a la playa (cuya orilla llama la atención por su ingente cantidad de desperdicios), y camino de ella dos personas nos ofrecen sendos viajes turísticos en barco por la costa de Trípoli y hacia alguna isla cercana. La idea, aunque el precio es relativamente asequible, la acogemos con cierta indiferencia. A algunos no les llama la atención viajar en barco; por mi parte los efectos del sol sobre la cabeza me han dejado un tanto apático. En cualquier caso, el tiempo que nos hemos ahorrado en el paseo en barco nos vendrá muy bien, dado que aprovecharemos para volver a Batroun, lo cual nos otorgará una tarde agradable.


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