Volvemos a pie, no es difícil guiarnos desde el museo. Por el camino seguimos asombrándonos, a pesar de llevar varios días en Beirut, de los efectos de la guerra en muchos edificios.
Cogemos el coche rumbo a Biblos, una de las ciudades del mundo más antiguas que no han dejado de ser habitadas. Las otras son Damasco y Jericó. Es decir, vamos a ver historia en el presente. Además, esta ciudad es la cuna del alfabeto moderno.
Aparcamos donde buenamente podemos. Tardamos un rato en averiguar si lo hemos hecho en una zona de pago, esto es, de ota a la libanesa. No conseguimos saberlo. Nos dirigimos a la parte vieja de la ciudad.
Atravesamos un bonito aunque pequeño zoco, donde la gran cantidad de souvenirs que ofertan sus tiendas nos incitan a parar continuamente. Resisto la tentación de comprar, al menos por el momento.
Al otro lado del zoco nos encontramos con un castillo de los cruzados. En el rato que estamos dentro descubriremos que quizá es el mejor conservado de cuantos hemos visto hasta entonces. En él se hace alusión inequívoca al alfabeto, que se exportaría a occidente. Nos encontramos también con un teatro romano, con sarcófagos, ruinas, y unas buenas vistas de la ciudad, del mar..., y del sol, cuya acción despiadada casi me provoca la segunda insolación en tierras libanesas, como bien señalaría después el buen amigo Álvaro.
Al salir vamos a un museo, que con sus figuras de cera nos recrea la historia de Biblos. Es un paseo corto pero agradecido, porque allí nos libramos durante un rato del calor que me estaba golpeando la cabeza. Al salir un ibuprofeno, y a seguir el paseo que nos conducirá hasta el puerto. Aunque antes nos encontramos con una iglesia romana del siglo XII, digna de ser vista, pero que dado que una misa se estaba celebrando entonces, decidí no acceder a su interior.
Pocos metros más allá encontramos un pequeño puerto con encanto, y que como la ciudad y su alfabeto ha sido testigo privilegiado de los siglos. Desde allí partieron barcos y más barcos fenicios, que ayudaron a cambiar el curso de su propia historia.
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