sábado, 6 de agosto de 2011

Turismo en la pobreza (2)

Andamos por la calle principal, aunque de vez en cuando miraba casi de soslayo hacia las callejuelas perpendiculares con las que nos cruzábamos, y veía oscuridad, un halo de misterio quizá. Entramos incluso en una de ellas, para acceder a la parte de atrás de una tienda de productos multimedia (es decir, de venta de cds y dvds). Me llamó la atención el interior de aquel paraíso del topmanta, de la organización de los discos, y de sus precios.

Cuando llegamos al final de aquella calle, aguardaba entre otros, un cartel con imágenes de 'mártires'. En lugar de coger alguna calle hacia izquierda o derecha para volver al lugar donde se encontraba el coche, retornamos por el mismo camino, es decir deshicimos lo andado por la calle principal. Si no habíamos tenido bastantes miradas inquisitorias, o comentarios despectivos a nuestro paso, Ahmad nos instaba a que volviéramos a repetirlo. Para algo somos de Bilbao.
Eso sí, noté que nuestro amigo, que fue delante nuestro en todo momento, como abriendo paso a la 'expedición', aceleraba la marcha. Se trataba de salir cuanto antes de allí.

Durante aquella incursión en Sabra y Shatila no subrayé el peligro. Al menos no hasta unas horas después, cuando en casa, Alvaro, Marivi, Carlos y yo contamos nuestras sensaciones. Sólo entonces, reflexionando, nos dimos cuenta de que gracias a nuestro amigo libanés habíamos entrado en un lugar donde los turistas no entran, donde no les dejarían, o si lo hicieran posiblemente no podrían salir. Imaginamos la ingente cantidad de armamento que se guardará allí, entre aquellas oscuras callejuelas quizá; puede que el lugar más militarizado de Beirut.
No es de extrañar, todavía está presente en el recuerdo la matanza de hace casi veinte años.

Referencia de Wikipedia:

En cierta manera empatizamos con aquella desconfianza de la gente ante nuestra presencia, y Álvaro comentó aquel 'welcome sir' que alguien nos dijo con ironía. Al fin y al cabo somos occidentales, unos más de otro país europeo que se muestra indiferente ante su problema, el de los desheredados palestinos. El de aquella gente que ni Líbano reconoce como ciudadanos suyos, ni tienen cabida en su propio país, del que fueron 'invitados' a marcharse. Sienten que occidente les ignora, ¿por qué ibamos a ser bienvenidos allí?

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