En la carretera nos encontramos indicaciones para ir a un restaurante de cierta enjundia. Aunque no está previsto en la ruta, Ahmad decide, así de pronto, subir a verlo. Se encuentra en la parte alta de una montaña y hacia ahí nos dirigimos. Por el camino pasamos junto a un castillo de difícil acceso, y que ni tan siquiera parece que pueda ser visitado.
Cuando llegamos a la cima del puerto de montaña, bajamos del coche y paseamos brevemente por el entorno paisajístico en que se encuentra enclavado el restaurante Arnaoon Village. Al salir Ahmad le hace algunas preguntas a la directora de ventas, como excusa para charlar con esta señorita de cierta elegancia.
Por supuesto no nos quedamos para consumir nada. Ni el aparente coste del restaurante lo aconsejaba, ni el tiempo de que disponíamos, así que volvimos al camino previsto para llegar a Trípoli... Aunque aún nos esperaban más paradas en el trayecto.
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