jueves, 4 de agosto de 2011

Nuestro primer Sidón

Aún en Tiro, hacemos una parada para que los niños coman, en un local de comida rápida, con un aspecto aparentemente algo sórdido; entramos en una tienda de artesanía infantil, donde la directora nos explica el trabajo que los niños realizan allí; paseamos por los alrededores de la playa; una incursión en una oficina de correos e iniciamos camino hasta Sidón, donde nos esperan unos cuantos buenos lugares que ver.
El primero de ellos, tras cruzar un mercado callejero, el museo del jabón. De ahí vamos al zoco, que ciertamente es más interesante si cabe que el anterior de Tiro. Pasear por sus callejuelas acarrea un gran esfuerzo de concentración, para nada perderse. Tanto tenderete variopinto, tanto objeto curioso, comida, pasteles, fragancias, especias… En nuestro recorrido tan sólo percibo una parte de todo ello, y me lamento, porque aquel zoco al que volveremos de nuevo, me impresiona.
Entre aquellas calles se encuentra también la casa-museo Debbané.


Y al salir nos dirigimos al castillo del mar, que me resulta fascinante. No está conservado especialmente bien, mas quizá sea su enclave, o quizá la historia que ha soportado estoicamente junto al Mediterráneo. No sé, en una ciudad con tanto que ver como es este Sidón, es este castillo uno de los lugares que más me agradarán.



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