Llega Halil y partimos rumbo al próximo destino: el castillo de Ajlun. Al parecer lo ordenó construir un sobrino de Saladino hace más de ocho siglos.
Subimos con la furgoneta hasta la misma entrada al recinto histórico. Halil nos espera fuera, al igual que ya hizo en Jerash. Aquí no hay tanto que andar, aunque sí escalones que subir. Recorremos la pasarela de entrada, y una bandera jordana nos da la bienvenida al castillo. Durante un rato disfrutamos del interior de otro castillo musulmán, y de las vistas que se aprecian desde la torre.
Marchamos de vuelta a Amman. Ésta ha sido una mañana tranquila, en comparación a la del día anterior. Cuando llegamos, Halil nos lleva hasta La Ciudadela. Nos la encontramos cerrada, debido a la hora que ya es. Aún así nuestro chófer habla con los vigilantes de la entrada, por si tienen a bien dejarnos entrar. No lo consigue y volvemos a la casa.
Aunque antes de ello, desde allí arriba junto a La Ciudadela, vemos al fondo, por primera vez, el teatro romano, y también una bandera jordana gigantesca, portada por un mástil inacabable. Según nos es contado, dicho mástil es el más alto, o al menos entre los dos más altos del mundo.
Pienso en un instante que durante estas vacaciones ya hemos visto al menos, dos objetos de récord guiness. Primero fue la piedra más grande del mundo, en el valle de la Bekaa, en Líbano, y ahora le toca el turno al mástil más alto.
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