En el trayecto que nos llevará al río bíblico vemos paisajes áridos, desérticos como es de esperar en este país. Y entre montañas, envueltos en llanuras secas, nos encontramos a unos nómadas. Carlos pide parar la furgoneta, la que hemos alquilado para los próximos días, y que conduce el chófer, Halil. Saca unas fotos a distancia de las tiendas de campaña que vemos asentadas. Mas lo realmente interesante sería estar con esta gente, mezclarnos unas horas al menos en esa otra cultura.
Llegamos a un emplazamiento turístico desde el que comienza una visita guiada al río Jordan, y sobre todo al lugar en que Jesús fue bautizado. Aunque el sitio es relativamente modesto, con una caseta para comprar las entradas y un espacio comercial con tiendas de souvenirs, me sorprende el enclave comercial, pecuniario, de un lugar de culto como es éste. Mas no debiera afligirme tal cuestión, no debo olvidar en el siglo en que vivimos.
Durante la espera del autobús que nos acercará al comienzo de la ruta, nos ofrecen chubasqueros para sumergirnos en el Jordan, para emular a los nativos de hace casi dos mil años. No compramos aunque me lo pienso.
El autobús nos deja en un lugar en alguna parte, y desde ahí debemos seguir a pie. Pronto veremos por primera vez el río, y también donde se piensa que Jesucristo fue bautizado por San Juan. El punto exacto no queda claro, y a mi aún menos dado que no sigo las explicaciones del guía, puesto que él va a un ritmo de marcha y de parloteo en inglés muy diferente al que soy capaz de asumir.
El autobús nos deja en un lugar en alguna parte, y desde ahí debemos seguir a pie. Pronto veremos por primera vez el río, y también donde se piensa que Jesucristo fue bautizado por San Juan. El punto exacto no queda claro, y a mi aún menos dado que no sigo las explicaciones del guía, puesto que él va a un ritmo de marcha y de parloteo en inglés muy diferente al que soy capaz de asumir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario