viernes, 12 de agosto de 2011

Largo viaje a la capital nabatea

Nuevo madrugón, nuevo intento de ir a Petra. Esta vez espero que sea la definitiva, que acertemos con la estación de autobuses, puesto que ya no tenemos más días para intentarlo.
Llegamos a otra estación, Halil nos lleva. Ésta se encuentra abierta, subimos al autobús, nos ponemos en marcha. Parece que esta vez sí vamos hacia Petra. Sin embargo no acojo esta partida con especial entusiasmo, no me motiva en demasía esta excursión a una ciudad tan solicitada por el turista. Quizá sea porque siento que no voy a descubrir nada nuevo, nada más al margen de todo lo que hemos hablado o visto en imágenes sobre esta ciudad. Preveo que ver Petra es una suerte de obligación turística que nos debemos procurar ya que estamos por aquí.
Qué gran error este pensamiento, como comprobaré un rato después.

A mitad de camino más o menos, el autobús para media hora en una especie de centro comercial, donde no puedo resistirme a comprar algún souvenir jordano. Una mala compra, como pronto comprobaré. Y tras tres horas aproximadamente, por fin llegamos a Petra. El viaje se me ha hecho largo.
Bajamos del autobús y Ahmad pregunta la hora en que parte el único autobús de vuelta a Amman. Desde luego no contamos con demasiado tiempo para ver una ciudad que se nos presenta como muy grande, pero que constato, más bien es exorbitante.
Y marchamos al encuentro de la ciudad..., y del sol.

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