lunes, 8 de agosto de 2011

El Athletic existe en Sidón

La tarde resulta más tranquila que en días anteriores. Carlos y yo vamos de compras por las inmediaciones de la casa familiar de Ahmad, y un rato después nos juntamos con los demás para ir de nuevo a Sidón. Nos lleva la hermana de nuestro loco libanés. Qué alivio pienso, un viaje en coche sin sobresaltos, esta mujer al menos se lo toma con más tranquilidad. No es hasta un rato después que descubro que la velocidad a la que ha circulado es la misma o superior que la habitual de nuestro amigo. Es decir, cosas de familia.
En Sidón andamos por el paseo de la playa mientras Ahmad y su hermana van a la casa de otra hermana a romper el ayuno. Nos lo tomamos con tranqulidad, vemos anochecer, observo con admiración la esplendorosa iluminación festiva en árboles y calles, y algunos no ven pero sienten a los numerosos mosquitos.


Vamos al zoco, o al menos donde éste se encuentra por las mañanas. A estas horas, mientras la gente en sus casas está rompiendo el ayuno, el zoco está desierto, y su oscuridad conmina a nuestra prudencia a no adentrarnos en demasía por sus callejas. Paseamos brevemente por el exteiror, buscando alguna tienda abierta donde comprar los souvenirs que aún nos faltan por adquirir para regalar a nuestra vuelta.
Decidimos parar a tomar algo en uno de los bares abiertos con terraza. Probamos zumos o limonadas, todo ello muy rico, y Carlos añade además un narguille. Mientras allí descansamos, entablamos conversación con un libanés viajero, que nos relata anécdotas de sus viajes por Europa.
Y que también nos hace la ya clásica pregunta futbolística cuando por estos lares ven a un español, esto es, si somos del Madrid o del Barcelona. Nada nuevo. Resulta sorprendente sin embargo, el que uno de los camareros conozca al Athletic y a Llorente. Este tipo nos cae bien.

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