Tras deshacer el camino andado, salimos de la ruta guiada, subimos de nuevo al autobús, y volvemos al punto de partida. Miramos de pasada las tiendas de souvenirs y regresamos a la furgoneta, donde Halil nos espera para proseguir viaje. Ahora nos toca ver otro de esos lugares que el turista que visita Jordania no debe perderse... Vamos hacia el mar Muerto.
Hoy está siendo un día tremendamente provechoso e impactante incluso. De fastidiarse nuestro pretendido viaje a Petra, a visitar el monte Nebo, el Jordan, y ahora el mar Muerto. Y todo en el mismo día.
Tenemos la opción cutre, la de lujo y la menos cara. Debemos elegir entre las tres, es decir, a qué tipo de playa vamos a ir. La cutre es una playa pública, para la que no hay que pagar la entrada, lo que aparentemente es normal para nosotros. El problema es que no hay duchas ni ningún otro servicio. A posteriori nos damos cuenta de que ha sido un gran acierto rechazar esta opción.
La de lujo es una playa donde se hacen baños de barro y otra clase de terapias diversas. La primera impresión es que esa opción es muy interesante..., hasta que Ahmad nos dice el precio de alguna de esas playas. Es tan inasequible a nuestros bolsillos que la rechazamos. Y claro, por eliminación nos quedamos con la playa intermedia: de pago, con derecho a ducha, lo que será muy de agradecer tras el baño en el mar.
Llegamos a la playa. Su nombre no es muy original desde luego.
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