Ahmad saca el coche de la carretera y paramos en un camino sin asfaltar. A un lado veo una mezquita, así que imagino que el motivo de parar es que va a rezar. Sin embargo al salir del coche observamos al otro lado un lago, ahí abajo. Nos dice que saquemos fotos si queremos. Lo hacemos, buenas vistas.
Subimos de nuevo al coche y bajamos para acercarnos más a aquellas aguas. Aquel lugar es Sad Al Qaraoun. Mientras Carlos baja por un camino hasta la orilla del lago, Álvaro primero y después Mariví se internan en un camino que parece llevar a otra frontera, mas no, se trata simplemente de un trayecto a algún otro lugar. Ahmad y yo nos quedamos allí, sin nada explorar, simplemente contemplando la aparente tranquilidad del lago y apostando hasta dónde llegará andando la pareja.
Bonito paisaje del sur del valle de la Bekaa. Subimos de nuevo a nuestro entrañable compañero mecánico, y nos dirigimos a Anjar. O eso pensamos nosotros, porque aún nos esperan un par de sorpresas más en el camino.
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