sábado, 13 de agosto de 2011

La sorpresa de Mariví (1)

Ya tenemos el alojamiento reservado para los dos próximos días. Mis camaradas estuvieron hablando con el sacerdote que nos ha ayudado a organizar el viaje. Así que todo parece estar preparado..., o no. Pero mejor comenzaré desde el principio...

Estando en Beirut, Walid nos revela una sorpresa que le había preparado a Mariví. Sólo él y Álvaro sabían de qué se trataba. Nos la cuenta en la casa de la montaña, y nos quedamos poco menos, o poco más que estupefactos. La sorpresa consiste en un cambio de planes respecto al itinerario programado, para pasar los dos últimos días del viaje en Jerusalén (los dos últimos del viaje de Álvaro y Mariví, puesto que Carlos y yo teníamos comprado el billete de vuelta para dos días antes).
Carlos y yo tenemos marcada en los rostros la efigie de la envidia, y finalmente mostramos públicamente nuestros deseos de acompañar a Mariví y Álvaro en tan fascinante viaje. Transmitidos éstos, quedamos a expensas de si Walid puede cambiar la fecha del vuelo de vuelta. Cruzamos los dedos.
Tras un período de varios días de suspense, nos confirma que sí es posible cambiar la fecha, y de hecho nos la cambia. Así que todos volveremos juntos, el día 16, tras un breve y seguramente muy intenso tiempo en Jerusalén. Y desde luego, intenso sí que fue, pero de otra manera...

Así que tras hacerle mis camaradas una visita al citado sacerdote, y tras un rato buscando en internet unos planos de las ciudades que visitaremos, llegan a casa.  Mañana vamos a visitar Jerusalén, y lo que es más importante para mí, también Belén. Allí nos alojaremos las próximas dos noches.
Nos vamos a dormir, que toca madrugar para iniciar nuestra parte final de este viaje inolvidable. En el silencio nocturno de la habitación mi corazón percibe el inconfundible sonido de la exaltación. No sé si nos dará tiempo a mucho, pero cuanto menos mañana voy a estar en Belén. Con estos pensamientos, la ilusión se duerme...

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