El viaje de regreso a Amman se me hace un tanto pesado. Llegamos pasadas las siete de la tarde. En seguida la cena, y un rato después vamos a la parte antigua de Amman con Walid y Halil.
Volvemos a comprobar, esta vez en Jordania, la gran vida nocturna que se desarrolla tras la rotura del ayuno. Los comercios en plena ebullición, las calles atiborradas de gente, la temperatura agradable; da gusto pasear por la parte antigua.
Halil nos guía a un local donde venden unos dulces alucinantes. Nos los tomamos allí mismo, en la calle, sentados en unas cajas. Nos cuenta cuál es la composición de estas maravillas. No lo recuerdo pero no me importa, están de vicio, es de lo más sabroso que probamos en nuestra estancia en Jordania.
Regresamos a casa, al día siguiente nos espera una gran aventura, aunque muy a nuestro pesar se acabará convirtiendo en una desagradable experiencia.
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