Volvemos a Batroun. Ahmad decide que tenemos tiempo para regresar a esta localidad, en la que ya estuvimos recientemente en una de sus playas. En esta ocasión pasearemos por el pueblo y probaremos su especialidad, la limonada, de la que presumen es la mejor del mundo.
Nos adentramos en las estrechas calles de su parte más antigua, donde Ahmad recoge una garrafa llena de agua, que alguien había puesto allí para recoger la condensación del aire climatizado de alguna vivienda quizá. Y durante los próximos minutos asistimos divertidos al espectáculo. Ahmad persiguiendo a sus hijos vaciándoles la garrafa de agua encima. O sea, quería mitigarles el calor tan sofocante que hacía, por la vía rápida.
Entramos en un local para degustar limonada, que no sé si será la mejor del mundo realmente, aunque cuanto menos es excelente. Disfrutamos de ella, y Carlos y Ahmad también de una partida de billar en el propio bar. Tras ellos, los pequeñajos jugaron su propia partida, consistente más bien en darle a las bolas con el taco, con cualquier parte del taco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario