domingo, 31 de julio de 2011

Un vuelo multimedia

Llegamos al aeropuerto de Barajas sin mayor contratiempo. Lástima que en el metro de Madrid no haya más ascensores. Es un rollo tener que estar subiendo y bajando escalones continuamente con las maletas.
Tras un buen paseo por la terminal 4 llegamos a los mostradores de Royal Jordanian. Tenemos que hablar con cierta persona de la compañía para conseguir buenos asientos, en una clase preferente. Álvaro habla con la señorita pero no es posible tanta preferencia. No importa, está bien así.
En el avión me siento entre dos extraños, uno es una señora con pañuelo en la cabeza; para irme acostumbrando puede venir bien. El avión parte de Barajas con retraso, más tarde de las 13.10, la hora programada de salida.
Dentro del avión pronto noto una cierta sensación de confusión. Me encuentro perdido. Primero con la comida, que no sé de qué forma comerla, sobre todo sin mancharme. Y después con el sistema audiovisual de que dispone cada asiento. Lo primero lo resuelvo, más o menos, viendo lo que hacen mis compañeros de asiento e imitándoles, aunque no logro dejar mi ropa impoluta en el intento. Lo del vídeo y la música consigo descubrirlo pocas horas antes de llegar a destino, aunque me sirve para ver esporádicas escenas de alguna película entre sueño y sueño. Es una barbaridad la cantidad de películas, juegos, música o documentales con que cuenta el avión.
Además dispone de un sistema indicativo de la trayectoria seguida y de información sobre el vuelo. Compruebo en una pantalla vecina que estamos sobrevolando la bota italiana, Malta, etc. Desde el aire la perspectiva hubiera sido más emocionante que sobre una pantalla, mas mi asiento no se encuentra junto a una ventanilla, así que me conformaré imaginando las espectaculares vistas.

Tras cinco horas aproximadamente, más una hora añadida por la diferencia horaria con Madrid, llegamos a Amman. No soy plenamente consciente del retraso adquirido en Barajas hasta que a la llegada a la capital jordana veo que disponemos de escasa media hora para embarcar en el avión a Beirut, nuestro destino. Bajamos del avión, entramos en el autobús que nos lleva hasta la terminal de Amman. Álvaro y Mariví no han bajado del avión todavía.
En la terminal entregamos pasaporte, pasamos, y esperamos a que Álvaro y Mariví lleguen a aquel hall, a aquella sala de espera que me resulta un poco ‘austera’. Vamos deprisa, deprisa hasta la puerta de embarque, llegamos fuera de hora pero aún vienen detrás de nosotros otros pasajeros. Finalmente el avión con destino Beirut parte con cierto retraso. Alrededor de las 9, ya es noche cerrada en Amman.

2 comentarios:

  1. A modo de comentario informativo, aunque supongo que ya lo sabras, decirte que las azafatas de Royal Jordanian estan realmente apetitosas (o al menos lo que yo vi en Hong Kong)
    De hecho me hicen fan ...

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  2. Así es, no tuve más remedio que desviar varias veces la mirada hacia ellas.

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